En el marco de la celebración del #DíaMundialdelTrabajoSocial2018 tuve el placer de participar en Lleida en la conversación pública sobre “la fuerza de la palabra” en nuestra acción profesional. Me pidieron que resumiera en una sola frase final (tipo “titular de prensa”) lo que, para mí, era consustancial al uso de nuestra palabra como herramienta principal de intervención. Y lo que dije fue que la comunicación en trabajo social debe ser siempre una herramienta para realizar las tres “C” del trabajo social: Cuidar, Curar y Cambiar.
Como varias personas se hicieron eco en las redes sociales de esta afirmación final que expresé y dos colegas me han pedido que la desarrolle un poco, aquí va una breve y rápida reflexión al respecto.
- Cuidar. El trabajo social sólo puede estar centrado en las personas, en el cuidado de cada una de ellas y en el cuidado de las relaciones que se producen entre ellas. Atender a las personas es sobre todo escuchar lo que nos quieren decir con sus mensajes (que muchas veces están detrás de una demanda, aunque demanda y mensaje suelen ser cosas muy diferentes) y establecer una relación profesional de cuidado (lo que exige un clima de confianza, el reconocimiento del otro y un diálogo profundo y auténticamente humano). Nadie pone en duda que el trabajo social es un sistema profesional que valora todo lo concerniente al bienestar de la gente, y que debe tratar de mejorar la calidad de vida de las personas atendidas en la entidad, servicio o institución de que se trate. Pero esto implica humanizar los servicios sociales, ya que no pocas veces deshumanizan, estigmatizan, revictimizan, fragilizan, cronifican y hacen aún más vulnerables a las personas pretendidamente atendidas.
- Curar. Todos sabemos del poder curativo de la palabra. El trabajo social, además de cuidar a las personas y cuidar las relaciones, debe ser utilizado también con un propósito de curación o tratamiento social de las personas que experimentan problemas en su interacción social. El trabajo social clínico incluye una gran variedad de técnicas de ayuda: desde las técnicas de consejo y asesoramiento hasta otros enfoques más especializados como el análisis transaccional, la terapia familiar, la modificación de conducta, la terapia de realidad, la intervención sistémica, la socioterapia, la terapia Gestalt, la programación neurolingüística, la terapia existencial o el psicodrama, por mencionar sólo algunos ejemplos. Es posible “curar” a las personas que sufren o han sufrido daño social y/o psicosocial a través de una buena práctica de trabajo social: se requieren habilidades para diagnosticar, emitir dictámenes, conocimientos para comprometer a las personas en el proceso de ayuda, así como generar entornos adecuados para la provisión de servicios realmente significativos.
- Cambiar. El cambio social siempre ha formado parte del trabajo social. Muchas de las trabajadoras sociales pioneras eran reformistas activas que trabajaron para mejorar las condiciones en suburbios y barrios pobres, hospitales, prisiones y “casas de pobres”. Actualmente, las trabajadoras sociales debemos buscar de manera activa formas y mecanismos para influir e impactar en la legislación social relativa a programas sociales y a las condiciones que mantienen o aumentan el racismo, el sexismo y la pobreza. Debemos usar la fuerza de nuestra palabra para denunciar la desigualdad, el sexismo, el racismo, la pobreza y toda forma de opresión o sistema de dominación. Y debemos esforzarnos para provocar las reformas necesarias que nos permitan aumentar y mejorar los sistemas de protección existentes, tratar de reparar leyes, procedimientos y actitudes hasta que respondan más a las necesidades humanas, luchar por el reconocimiento y el ejercicio efectivo de los derechos humanos. También debemos actuar y esforzarnos en todo lo concerniente a las actitudes negativas hacia miembros y grupos sociales vulnerables, a través de acciones educativas, de potenciación y fortalecimiento de la ciudadanía de los afectados, y de defensa activa de sus intereses y derechos. Las trabajadoras sociales tenemos el deber ético y moral de contribuir al cambio social, ya sea directamente, representando y defendiendo los derechos e intereses de las personas con las que intervenimos, y/o indirectamente, preparando y apoyando a las personas y colectivos sociales para que convenzan a los responsables de tomar decisiones en los niveles local, regional y nacional, de manera que sus decisiones respondan, realmente, a las necesidades humanas de justicia social.
No quisiera terminar estas rápidas reflexiones sin agradecer la invitación al Col.legi de Treball Social de Lleida, a la Facultat de Educació, Psicología i Treball Social y al espacio Ágora de Treball Social de Lleida, la oportunidad que me brindaron de participar en un espacio dialógico tan estimulante como el que vivimos el pasado trece de marzo. Moltes gràcies!
Querida Mª José estupenda definición de las tres «C» del Trabajo Social. Muy buen regalo para celebrar nuestro día. La comparto y difundo.
Muchas gracias Berta. Te mando un fuerte abrazo!
Gracias Berta!
Mª José, tres distinciones sencillas que resumen nuestra profesión, ¡ excelente ! gracias
Escuchar lo que nos quieren decir con sus mensajes» desde el reconocimiento que el o ella sabe su situación pero necesita compartirla para valorar opciones.
Ayudar con los «problemas en su interacción social», cómo es su relación con el mundo. En numerosas ocasiones sólo se trata de proponer otras formas de organización, de interacción.
«Provocar las reformas necesarias», tenemos gran capacidad de influencia sobre todo en normativas locales gracias a la cercanía con los políticos. Lo enlazo con la idea de «ámbito de preocupación, ámbito de influencia». También hay personas sensibilizadas en puestos de poder. En Navarra como consejero de Derechos Sociales tenemos a un profesor de Trabajo Social y la verdad esta haciendo una gran labor, sobre todo en la escucha de la profesión.
Totalmente de acuerdo contigo. Y con respecto a tu valoración del trabajo de nuestro colega y amigo Miguel Laparra, me consta que está haciendo una gran labor.
Un abrazo!
Estoy de acuerdo contigo. Y me alegra que nuestro colega y amigo Miguel Laparra sea el vicepresidente de derechos sociales, pues me consta que está haciendo una buena labor. Un abrazo!